Lágrimas, con felicidad.

Cada vez que el vaso desborda,
se hace más pequeño
no es solo un sueño,
el corazón mengua, el dolor engorda.

Ya no soy el que era ni quien quise ser,
pues olvidado en el olvido
que ni en mi piel lo grabado
me hace recordar o sentir quien ser.

Ni siquiera tú, blanca lamia me entiendes
permaneces pálida con mi venida
y te oscureces con mis lágrimas vertidas.
Sin preocuparte nada, dime ¿cómo te sientes?

Mi triste lengua, no hace más que retorcerse
ante el pavor de querer hablar, sin saber que decir
como si una fuerza superior se lo impidiese.

Y ni yo me entiendo cuando por mis ojos cae la luna
y la lluvia baña la pradera mientras sonrío
por la alegría de ver a queridos vivir y tener fortuna.

Ni yo me entiendo en este momento
en pleno julio está lloviendo
con sol y más frío que en invierno.

Echo de menos los rosales del jardín de mi abuela
la belleza cubierta por espinas sin que nadie las viera..

En el fondo sonrió inocente, por ver la felicidad en seres queridos presentes, pero la lluvia no cesa, cuando la luna no entiende...

Aun cuando la lluvia me ahogue, seguiré sonriendo, viendo, tiempos mejores y a esas personas alegres que sonríen.

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